-¿Te conté alguna vez la historia del chico del cristal empañado?- Dijo un señor alto, de pelo castaño, a su hija rubia, que lo miraba con admiración.
-No papá.-Contestó ella interesada, su papá siempre contaba buenas historias, y no sabía por que, ella siempre decía "es que los mayores son taaan raros".
El padre sonrió al ver su interés, él ya sabía como iba a reaccionar, y creyendo que lo sabía, siempre se decía "es que los pequeños son tan predecibles".
-La historia trata sobre....- Se distrajo con un resplandor azul que había detrás de la ventana, y se notaba que era así, por que su hija ya se estaba aburriendo, y lo manifestó resoplando con los labios.
El padre captó el mensaje al instante.-Perdoname, es que la historia trata más o menos de esto.-Dijo el padre señalando el cristal.-¿A que te refieres?-Preguntó la niña mirando fijamente al cristal. Entonces el padre, sosteniendo su carpeta, escribió en el cristal "Amor".
-Ayyy papa!!! Tu estás casado!!-Le dice su hija riéndose y con tono vergonzoso.- Es que la historia trata de esto.-Dice el padre sonriendo y colocándole el lazito rojo.-Cuentamela papi.-Dijo agarrándose al brazo de su padre, escuchando impacientemente el comienzo de la historia.
-Había una vez un chico que siempre se sentaba al lado de una ventana, y yo cuando lo conocí me quedé extrañado, tardé en entender por que siempre hacía esto.-hizo una pausa.- Él siempre estaba como perdido, mirando hacia un horizonte que no existía, y apoyaba la cabeza en el cristal, según él, esto le enfriaba la cabeza.-Decía el padre mientras apoyaba la cabeza en el cristal frío del autobús, representando un poquito la historia que contaba. Su hija seguía escuchando atentamente, mientras alguna vez votaban por algún bache.- Pero lo más raro de este chico era que a veces dibujaba cosas en los cristales, y dibujaba de todo, según él esto le ordenaba las ideas.-¿Y por qué las tenía desordenadas?- Hmmm, la verdad es que era un chico muy indeciso, y era bastante cobarde, miedoso.-Si papá... se que significa cobarde, no soy tonta!-Interrumpe la hija entrecerrando los ojos.
-Claro, me olvidaba.-Ríe el padre mientras se zarandean un poco, otro bache.-Era cobarde, no se atrevía a hacer muchas cosas, y a veces era capaz de pasarlo mal por no hacerlas. Se torturaba mucho, por eso dibujaba en el cristal. No dibujaba muy bien, por eso no lo hacía en papel, y todo lo que dibujaba, según él, se lo llevaba el sol y el calor, ya que los borraba del crital.-Hizo otra pausa y toco el cristal con el dedo, estaba muy empañado.
- Lo llamaban el artista del empañado, por que aunque no dibujará bien, se pasaba todo el día dibujando en las ventanas.-¿Y que dibujaba?-Dice la hija sonriendo.- Siempre lo mismo, pero de diferentes formas, primero era un perrito, despues un juguete...-Dijo el padre acercando el dedo al cristal.
La hija, casi sin darse cuenta, mirando a su padre que sonreía nostalgicamente, sin aún quitar la sonrisa y abrazando su brazo aún más fuerte.- ¿Y ahora que dibuja?- El padre río y la miró con ternura mientras dibujaba un corazón con un lazito encima.
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